Psicólogo Especialista en COACHING

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jueves, 14 de marzo de 2013

Lo que creemos de la escuela



Los padres no tienen otra referencia que su propia historia escolar. Según ella, ir al colegio consiste en obedecer al profesor, hacer las tareas que éste indique y sacar buenas notas en trabajos y exámenes, teniendo el menor número de roces con los compañeros.

Obedecer al profesor: es lo más importante para la vida, no sea que la criatura vaya a pensar que puede hacer una cosa distinta de lo que le digan los mayores y sea un niño descontrolado.
Hacer las tareas que diga el profesor: este punto forma parte del anterior. Ya sabemos todos que en la escuela hay cosas que no sirven para la vida real, pero que se vayan acostumbrando que en la vida no todo va a ser hacer lo que quiera y a veces “hay que aguantar” y hacer lo que no te gusta.
Sacar buenas notas en el colegio: si saca buenas notas significa que sabe y además tiene buenas opciones de estudiar una carrera de universidad y conseguir un mejor trabajo.
No tener roces con los compañeros: lo mejor es que no se meta en líos. Que se lleve bien con todos. Cada uno a lo suyo y Dios a lo de todos.
Fácilmente puedo resumir en estos cuatro epígrafes las ideas más generalizadas sobre el colegio. Sin duda son compartidas por muchos, incluidos profesores. Veámoslas un poco más a fondo…

Lo más importante a indicar sobre la obediencia es que no es un objetivo del sistema educativo. Ni tan siquiera es un valor. La educación tiene por objetivo que los niños aprendan el respeto en la sociedad, y sin duda es bastante absurdo pretender enseñar respeto a través de la imposición. Es como decir… “Si no haces lo que te ordeno, me estás faltando el respeto”. Pues no, señor, la realidad es que si le fuerzas a hacer lo que tú quieres, le estás faltando el respeto.

Y puedes estar seguro de que el profesorado está pagando con creces en secundaria la falta de respeto al alumno en primaria. Además, ¿cómo pretendes que sepa tomar decisiones con 14 años si no puede practicar ya que sólo puede “tomar” tus decisiones? Eso no es decidir, es obedecer. Eso no es una persona, sino un soldado. Cualquier lector me dirá…¿entonces que propones? ¿que hagan lo que les dé la gana? Eso no es asunto de este artículo.

Sobre las tareas y el acostumbrarse a hacer cosas inútiles… debe ser algo de lo que los adultos estamos muy orgullosos, pues no dejo de oír a padres vanagloriarse de su capacidad de fastidiarse y hacer lo contrario de lo que necesitan hacer. Sin embargo esa no es la cualidad de un adulto sano y coherente sino la de un adulto neurótico: aceptar la presión del entorno y hacer lo contrario de lo que precisa.

De entrada no parece una habilidad muy loable. De hecho sólo genera adultos psíquicamente enfermos, depresivos, abusables, con gran frustración en sus vidas, etc. ¿Ese es el tipo de vida que quieren para sus hijos?

Lo que ocurre es que se ha confundido el compromiso con el fastidio. Si tengo una empresa, tengo un compromiso con mis trabajadores, y eso me puede fastidiar, pero no es algo inútil. Al contrario, es una atención y un respeto hacia ellos. Lo mismo pasa con los padres respecto de sus hijos. Pero… ¿y los niños respecto de los aprendizajes inútiles? (recordad que la palabra utilidad viene de la palabra uso, luego algo inútil es algo que no se usa

También está el otro argumento… que “así nos educaron a nosotros y mira adónde hemos llegado”… Efectivamente… ¿adónde? Somos una sociedad que trabaja más horas que nunca, superficial, políticamente desmovilizada, familiarmente conflictuada, sexualmente insatisfecha, emocionalmente reprimida, cotilla, laboralmente poco productiva, no lectora, culturalmente escasa, infantocéntrica, funcionarista (“mi salario fijo y a vivir”)… eso sí, obediente aunque nos obliguen a hacer cosas inútiles. Eso nos lo enseñaron con éxito.

Sacar buenas notas no significa saber hacer algo.

Actualmente las notas dependen en un 90% de los exámenes. Recuerdo el mecanismo: el profesor explica una teoría, el alumno la memoriza un par de días antes de examen (le llaman estudio pero es simple memorización), la vuelca en un papel escrito y recolecta la nota. Para el día en que el alumno conoce su nota, ha olvidado el 30% de lo que memorizó. Un mes más tarde se acuerda del 30%.

De hecho, pasan los años y después de 10 años de escolarización, (nos lo afirman los profesores de secundaria) los mismos alumnos que sacan seises y sietes en los exámenes, suelen tener una pésima competencia comunicativa, por más que sepan definir un adjetivo o analizar una oración compuesta.

Respecto a las opciones de estudiar una carrera y colocarse sólo diré que actualmente tienen más opciones laborales los estudiantes de formación profesional, y que das una patada a una piedra en España y salen 10 maestros, 20 ingenieros y 50 abogados (me lo ha confesado un juez)… trabajando de algo que no tiene nada que ver con su carrera. Eso sí “son” diplomados universitarios.

“Que no tenga roces con los compañeros y se lleve bien con todos”, eso es lo que esperan los padres… pero ¿no les llevan al colegio para que se relacionen y socialicen y aprendan a convivir? Pues no conozco mejor forma de aprender a resolver conflictos con los demás que arriesgándose a interactuar y aclarando las situaciones que se presentan.

Entonces, ¿qué alternativas hay a un sistema escolar precocinado como el que tenemos? ¿cuáles son las páginas más importantes del necesario Manual de instrucciones para Padres de Alumnos? Será tema de un próximo artículo.


Necesitamos una sociedad más culta y reflexiva. Que dedique su tiempo a tareas de naturaleza útil. Que llegue a consensos y acuerdos. Que no sea obediente, sino responsable y consciente de sí misma. Que apueste por el bienestar real y no por la “imagen” de bienestar. Una sociedad así sólo llegará cuando la educación doméstica y la académica remen juntos en esa dirección.

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